¿Se volatilizará? ¿Quedaran exentos de seguir
pagando?
Nada más lejos de la realidad.

Sin embargo, pensemos en la posibilidad de
quiebra de nuestro banco que, igual que una empresa que quiebra, reparte su
activo entre sus acreedores. Nuestra hipoteca, como un activo más (préstamos,
acciones), sería comprada o cedida a los acreedores u otros interesados, con lo
cual simplemente dejaríamos de deber el dinero a nuestro banco original y se lo
deberíamos a otro, con las mismas condiciones de la escritura firmada en su
momento.
En definitiva, las hipotecas no desaparecen, no
se nos perdonará ni un euro.
Simplemente, cambiaremos de acreedor.
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